
Habemus juifi
Por fin estamos fuera de la Pamir y tenemos WIFI (guay fai). Así que, queridos niños y niñas, hemos podido subir el truño vídeo de Samarcanda. Esta en la entrada de su mismo nombre publicada hace días.

Por fin estamos fuera de la Pamir y tenemos WIFI (guay fai). Así que, queridos niños y niñas, hemos podido subir el truño vídeo de Samarcanda. Esta en la entrada de su mismo nombre publicada hace días.

Después de pernoctar en Dusambé, iniciamos nuestro camino hacia la Pamir, por el territorio autónomo de Gorno Badakhshan. Para entrar necesitas un permiso especial llamado GBAO, que nos tramitó nuestro contacto Ibrahim. Nada más entrar notamos que el tráfico, desquiciante y demente de los tayikos, desaparece, y que la carretera mejora ostensiblemente. Desaparece el tráfico y vemos al otro lado

Samarcanda y la entrada a Tayiquistán. Samarcanda, la ciudad azul, la del papel de seda. Samarcanda vivió y creció gracias a la seda, y no puede negarlo. El secreto de la seda fue hurtado a China, según la leyenda, por una princesa que trajo los capullos formando parte de su ensortijado peinado. Aquí se llegó a fabricar la mejor seda

Bukhara y la ruta a Samarcanda. Una nube y supositorios con ruedas Bukhara resultó una ciudad muy agradable, su nombre viene del sánscrito, de la palabra vihara que significa monasterio. Cuna del islamismo sufí, sus madrasas tenían fama de ser las mejores de la antigüedad. Ciudad comercial rica por estar encajada en plena ruta de la seda, fue asediada por

Khiva, ciudad fundada, según la leyenda bíblica, por Sem el hijo de Noe del que descienden tanto árabes como judios. Y siendo primos, así se llevan. Dicen que cavó un pozo alrededor del cual se funda la ciudad. Lo cierto es que es el ultimo oasis antes de adentrase en el desierto. Pero lo que realmente es, es una