Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

El rodeo de Kirguistan y un niño de jersey roto.

La ruta desde karaikul a Dusambé fue una ruta tranquila, amable. De esas de paseo de domingo. Pero un poco mas exótica.  El plan es deshacer camino para salir de Tayikistán y poder entrar en Kirguistán. Eso nos obliga a dar un rodeo del carajo (os espero, podéis abrir google maps). Y luego decidir si entramos en kirguiz por Osh o por Biskhek desde Kazajistán.  La ruta de Osh es más atractiva  desde el punto de vista escénico, pero más complicada, con carreteras probablemente infernales, revisando mapas veo que nos lleva por rutas ya conocidas y que en mayo de hace 3 años tenían su aquel. ¿Sabes que te digo?, que ya nos llegó de carreteras rotas, medias de 20 por hora y paisajes bonitos. Vamos por Kazajistán, conservando la mecánica. Bordeando a kirguiz por el norte, dejando la cordillera de Tian Shan, las montañas celestiales, a nuestra derecha. Las montañas celestiales ya las hemos recorrido con anterioridad por el lado sur y son una autentica maravilla. Pero ya las vimos, la moto va algo desatornillada y queremos asegurar la llegada a Biskhek, así que, ¿Qué hay de nuevo Kazajos guapos?.

La parada, obligada y de paso, que es Dusambé nos alojó en el centro y justo en frente tenemos el OK Bar. Buena comida y buena cerveza, con un magnifico servicio. Es que ya era hora, joder. Tanta cabra de Marco Polo y tanta comida de esa que deja recuerdos gástricos indeseables…..  ¡bueno!, ¡eso!.

 Ya son ahora días de relax en la conducción, que una conducción aburrida y sin estrés también tiene su encanto, ¿eh?!. Además, el asfalto ya no regala sorpresas mayúsculas. Ese papel lo ha reivindicado para sí el GPS, que se dedica a enviarnos por fronteras cerradas, o nos mete por rutas de mierda sin venir a cuento, incomprensibles. Ni son mejores, ni son más cortas, ni son más rápidas. Solo joden más. El algorrino del que se nutre, debe haber sido diseñado por un informático sádico. Odio a los informáticos, nunca bajan al terreno mortal a sufrir sus engendros de programación. Están encerrados en sus oficinas haciendo sus  cositas de informáticos, convencidos de la bondad de su trabajo y cómo de agradecida les estar la humanidad. Sabéis que os digo?. Venid aquí y programad una ruta, cabrones, veréis como os reís. Pero bueno, uno ya va siendo veterano y cuando intuyo que la ruta no cuadra, paro y le obligo a volver por su sitio. Como el abuelo Victoriano con el arado de vacas y aquella frase tan suya “vaca ao reggooo” . Y ao rego  iba la vaca. 

Aun así la ruta hacia el norte de Tayikistán es bonita, con varios puertos de montaña  y con su aterradores túneles para darle alegría al cuerpo. 

 Veréis, estos tipos han diseñado unos túneles para atravesar sus cordilleras basándose en dos premisas. Una es que no son rectos, hacen curvas y no ves el final hasta que ya sales. Dos es que no ves nada, son negros como un luto, y cuando entras es como entrar en las entrañas de un dragón fétido. No están ventilados y su interior es un niebla tóxica. Como además no está la calzada pintada y no existen ojos de gato, no ves absolutamente nada. Nada de nada. Niet. Ya puedes poner las largas, los faros auxiliares o una vela a la virgen. No ves nada. ¡Y son largos además!, de 4 o 5 kilómetros el más pequeño. A esto le sumamos el carácter psicópata del conductor tayiko que te adelanta en el túnel aunque venga alguien de frente y tienes un cocktail perfecto.

Al salir del más largo de ellos, el túnel de Shahniston a 2700 m de altura, paramos coger aire limpio y te encuentras un niño de edad indefinida, pero que no debía tener mas de 8 años, vestido con ropa raída, que se acerca a ofrecerte tímidamente una bolsita de tropezones de pan por una miseria, no sonríe. No hay adultos, no hay nadie. Alguien lo llevó hasta ahí arriba, lo dejó allí, lo puso a vender basura a los escasos conductores que paran allí y se largó. Imagino el miedo del chaval la primera vez que le hicieron eso. El pueblo mas cercano desde el túnel no está antes de 10 km.  Lo comparas con los niños de la Pamir, todo alegría y vitalidad. Que se acercaban corriendo a chocar su mano con la tuya al pasar la moto, y no puedes menos que enojarte.

Cuando os quejéis de que el café no tiene la leche suficientemente espumada en vuestro Starbucks favorito, pensad en ese niño. 

 Al pobre rapaz le dimos unos bizcochos industriales que nos dieron en el desayuno y que llevábamos por si un aquel. Y el aquel era ese momento. ¿Sabéis qué hizo? , ¡los guardo! No se los comió. Se aguantó y se los guardó como un botín más del día que llevar a casa. De un alma así, o sale una magnifica persona o sale un ser humano de esos que romperían el mundo si pudieran, ¡y a cenar con el diablo todo Dios!. Las revoluciones, todas, empezaron con niños como este. Espero, de verdad, que salga la primera opción.

Pensadlo bien, ese crio esta trabajando para llevar recursos a su familia! Aun a costa de abandonarlo en un paraje desolado a casi 3000 mts. de altitud, con un frio del carajo y con un jersey con agujeros. Lo miréis por donde lo miréis, es una mierda.

 Y bueno, ya está, ya me he desahogado y vuelvo a mi mente de occidental con varias tarjetas de crédito, varios comodines en la cartera para escoger.

Total, que a pesar del GPS, a la segunda frontera conseguimos entrar en Uzbekistán. Los uzbecos están obsesionados.  Siempre es la misma historia, que si llevas drogas y si llevas dron. Por drogas entienden un frenadol, ojo con eso, que te metes en un lio por un resfriado. Son los aduaneros que más chequean el equipaje. Pero bueno, ¡semos españoles bueno y que!  Y si algo le debemos a Florentino y demás presis de club, es el furbol. Todo dios, y cuando digo todo dios es todo dios, conoce al Madrid al Barça y al deportivo de la Coruña. Les pregunté por el Betanzos, pero no les sonaba. Así que ya sabes Ángel Antonio Fernández Lendoiro, alias  “Garrido”. Ponte las pilas, cabrón, que casi nos tiran para atrás porque no conocen el club que presides, y eso les hizo sospechar que éramos narcotraficantes de frenadol, o de buscapina. 

Pero bueno, se pasa a Uzbekistán, y de Uzbekistán a Kazajistán y cada frontera es igual, con las mismos tramites farragosos, las mismas expresiones de Ispaniaaa!!. Y toda la parafernalia típica. Al entrar y al salir. Y los cambistas, a cada cual más  cabroncete (y cabronceta). Siempre falta pasta, hay que contarla, e insistir en que el cambio es malo. Con eso consigues más cachimbas que las iniciales. (* cachimba:moneda de una país que no es €, $, o libra esterlina).

Hoy estamos en Taraz, una ciudad al este del Kazajistán, donde nos acabamos de bajar cerveza alemana bien tirada y zampado un T-Bone que ríete tu de la cabra esa de Marco Polo. 

 Mañana Biskhek y a desarbolar el navío para invernarlo adecuadamente.

Leave a Comment