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Estamos a un paso de la frontera mongola. Y hemos llegado hasta aquí de forma bastante movidita. 

Dani se había vuelto a Almaty, a resucitar a la china, mientras nosotros  avanzamos hasta la frontera Rusa. 

La llegada a Rusia desde Semey fue pasada por agua. Por mucha agua. Poco antes del paso fronterizo se abrió el cielo y Taranis volvió a quedar libre. Para jugar con nosotros a su antojo. Se divirtió el tio. 

Al lado kazajo de la frontera llegamos acompañados por rayos y truenos a cuál mas excitado. No exagero si digo que dimos pena a los guardias. Fue un paso rápido el kazajo, que nos soltaron rápidamente hacia  Rusia.  Toca ahora convencer a los funcionarios estampadores de sellos que no tenemos nada que ver  con Ucrania, que nuestras intenciones son buenas y que nos encanta su  amado líder. 

Llevamos una banderita rusa pegada en la hombrera de la chaqueta, pero el traje de agua no deja verla, así que que descubro el hombro sutil y eróticamente, como quien tiene calor, a ver si se ablanda el oficial estampador. Pero nuestros pasaportes pasan de un funcionario a otro, en plan “ponte tu con estos, que son turistas, y tu acabas de llegar” , y cambiamos de ventanilla. Y el funcionario, recién llegado, tuerce un ojo cundo ve el visado ruso del año pasado, con la fecha ampliamente caducada. Pero ya somos expertos y rápidamente le hago ver qué tenemos otro, que pase la pagina. Mientras le digo en perfecto español “Que nos han cocinado uno nuevecito y sabrosón para que tú lo goces. Bandido, qué estas hecho un bandido”.  

Lo ve, relaja la ceja, pone el sello. Espero que me de el pasaporte y listo….. pues no, se lo queda. Y el de Eva. ¡¡Pero si ya los sellaste cacho cabron!!. Y me pongo de medio de lado, para que vea la banderita rusa. Ni caso.  

A esperar. 

Por lo menos no es una sala de interrogatorios, ni hay un catre amenazador para que te quedes a dormir. 

Al cabo de media hora vuelve, con unos formularios en español, para rellenar. Y nos vuelve a dejar solos. 

En el formulario debemos detallar nuestra familia hasta los 8 apellidos, sean vascos o no. y dónde trabaja cada uno de nuestros hermanos, padres, y primos.  Tambien porque trabajamos donde trabajamos y no en otro sitio. Cosas rusas de rusos.

Yo relleno el mío despacito y con mala letra. Eva no, que Eva escribe bien. 

Seguimos esperando hasta que irrumpe en la sala una horda de kazajos, se les acumula el chollo a los guardias y nos echan casi a empujones, que ya molestamos.

Somos libres de corretear por Rusia. 

Conseguimos un seguro para la moto y una SIM en una caseta justo a la salida. No hay cambistas. Pago a la vendedora de seguros con los billetes mas grandes que tengo de la moneda kazaja y consigo así cambio en rublos. Trucos de overflander.

El pueblo mas cercano esta a 30 km que hacemos bajo el aguacero, allí conseguimos cambiar dinero en un banco que lleva por nombre “Banco Siberiano”. Que mola cambiar dinero en Siberia, coño. 

Ahora que tenemos con qué pagarlo toca buscar hotel. Probamos cinco antes de que nos dieran un sí. Y el pueblo, excepto las dos calles principales, es una piscina de proporciones mastodonticas.

El agua se mueve por encima de los ejes de las ruedas y moja nuestras botas. Rodando sin rodar en mí, que sufro por no sufrir un socavón oculto entre tanta agua. Veo como delante nuestra un todo terreno se hunde de repente hasta casi la puerta, mientras intentamos alcanzar un hotel sugerido por Google. Me doy la vuelta, yo por ahí no paso, mi moto es británica y lleva mal bañarse. 

Subo la moto a la acera y circulamos por ella, que somos los alcaldes, coño.

Al final, escondido detrás de una ferretería y un cubo de basura, oculto entre los charcos, hallamos un coqueto hotel que nos servirá de base, dan desayuno y cena. Baño privado. 25 euros. La WIFI se la robamos a la del bar.

Y Dani?, pues nuestro querido Dani ha conseguido solucionar el problema chino y se viene. Tiene el descabellado plan de hacer Almaty-Semey de una tirada (venga miralo en Google, que lo estas deseando). Teniendo en cuenta, además, que los últimos 400km están en obras. Pero el tío arranca a las 4 se la mañana y llega a Semey esa misma tarde, a última hora. Ha recuperado un día.

Y aún tuvo tiempo, mientras se aburría cruzando las inmensas estepas kazajas, de quemar una de sus maletas laterales con el escape, apagar el incendio y salvar dos calcetines un gallumbo y dos camisetas. Es un crack. Un culo de acero. Un héroe.

Lo vamos a buscar a la frontera y retomamos camino juntos. 

Hoy hemos terminado de cruzar el Altaïr, esa emblemática cordillera que abraza Rusia, China, Mongolia y Kazajistán. La cruzamos haciendo noche en ella.

La primera mitad de la cordillera es un parque de atracciones ruso, una fiesta permanente. Con miríadas de rusos de vacaciones, o de fin de semana, que organizan atascos fastuosos, montan negocios chillones en cada esquina y nos hacen huir hacia el este lo mas rápido que podemos, y lo más rápido es, a menudo, conduciendo por el arcén. Esquivando rusos

Si no tienen cuidado acabaran por destrozar este lugar que es patrimonio de la humanidad. 

La cosa mejora, como digo a partir de la mitad. Cuando la carretera se bifurca en Neftebaza. Siempre siguiendo el borde del rio Katun o alguno de sus afluentes. 

Nos acercamos a la linea fronteriza en domingo y la frontera mongola esta cerrada, cosas de mongoles. Abre el lunes, pero a la 9, que madrugar es de cobardes. 

Así que hacemos noche  en Kosh-Agach. Hemos conseguido un hotel muy decente y muy caro (para estas latitudes) después de picotear por varios alojamientos de forma previa. Conseguí chatear ayer con la dueña a través de juasap, fagocitando su número publicado en google, y asegurar la habitación. Y aqui estamos. 

Estos días hemos almorzado con un coronel retirado de la KGB que viaja en una BMW de 6 cilindros.

Hemos comido carne de Yak. Carne de castor, y un pescado siberiano del que no supieron ponernos nombre, pero que estaba delicioso, en un restaurante servido por doncellas con guante y cofia en la ciudad de Barnaul. Os lo recomiendo, esta aquí (53.3299966, 83.7891003). Os abrirá la puerta un joven vestido de siberiano zarista.

La rueda de delante empieza a no gustarme. 

Mañana a Mongolia, a ver cómo se da el paso fronterizo. 

3 Comments

  • Bergu
    Posted 11 de julio de 2024 at 12:13

    Enormes…

    Responder
  • Il Pietro
    Posted 10 de julio de 2024 at 11:03

    Storia enorme, enorme
    Ide con xeito.
    Bico

    Responder
  • Fabian
    Posted 8 de julio de 2024 at 10:49

    Qué grandes, coño.

    Responder

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