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MORDOR

Vemos con cierto asombro convoyes militares que se dirigen hacia la frontera rusa, luego supimos lo del golpe de loco de la Wagner y que iban a cerrar la frontera. Escapamos de Rusia por los pelos.

Llegar a Nukus es un coñazo y una odisea. Veréis, la cosa es sencilla, atraviesas Kazajistán  desde Atyrau a Beyneu por una planicie semidesértica plagada de camellos de una o dos jorobas y de conductores medio locos que te adelantan rozando mientras te saludan excitados. Eres su bicho raro del día, su anécdota, su fantasía.

Y te vas a alojar a la ciudad de Beyneu, el último lugar decentemente habitado antes de cruzar a Uzbekistán. Lo de decente es por comparación de lo que vendrá después, que ya lo dice el refrán, otro vendrá que bueno te hará.

Aquí tienes que hacer acopio de gasolina, mucha gasolina, en los próximos 540 kms. no tendrás donde comprarla. Eso en una moto significa garrafas. Dónde la compras? Pues en Atyrau 450 km antes, aquí no hay. Y agua, lleva agua. Mucha. El asunto consiste en levantarte temprano, salir hacia la frontera en el lado kazajo, desimportas la moto y ya estás fuera del espacio euroasiático. Pasas la tierra de nadie y llegas al lado uzbeko, y a esperar allí delante de una portalón después de adelantar a toda la fila de vehículos que esperan conduciendo por el arcén, portalón que abrirán cuando les de la gana a los soldados, mientras la gente, con toda suerte de bolsas y bultos se acumula. Cuando por fin se abren los portalones, el truco es seguir las enseñanzas de Fabian primero el grande. Hacer de Alcalde.

Tu eres el alcalde, y tú te pones primero. Miras a los guardias y dices, ¡Eh! Que soy el Alcalde! Y eso lo argumentas con tu pasaporte y España, Madrid, Barcelona. Y ya te pasan primero, ya te cuelan en la cola y se hacen fotos contigo, con tu moto y bromean que si Barça o Madrid. Aún así tienes tus horas, es una frontera centro asiática de tercera categoría, no te creas que por ser el alcalde va a ser todo extra rápido. Pero pasas.

Luego toca cambiar la moneda kazaja a la cachimba uzbeka, que nadie sabe cuánto vale, así que creo que los cambistas me han timado. Y arrancas. A dónde? A Mordor, campeón, ¡que aquí se viene a sufrir!, te esperan unos 500 km de desierto guapo, con una carretera  que es la prima de zumosol de la Moyale. Lo tiene todo para desguazarte la vida. Pero lo peor es el asfalto roto, de ese que te hace rebotar para todos lados y amenaza con desguazar la moto. Que es mejor que lo arranquen y circular por la tierra, que es más blanda. Y camiones que  te llenan de polvo, rectas infinitas. Baches cómo piscinas olímpicas, arena, pale ondule solo apto para surfistas masocas. El coche de Carlos Sainz senior se destrozaría aquí.

Para entender lo que significa, imagina que te meten a ti y a tu moto en un barril de metal, y además con clavos, tuercas y abrojos. Toda suerte de artilugios metálicos diseñados para picar. Y lo agitan todo hasta que solo salga carne y chatarra picada. Eso es lo que hace esta carretera. Te destroza, del todo, física y moralmente. Y todo esto a 38º y sin sombra alguna, nada, niet. Así hasta llegar a Nukus.

Mola eh?. Vamos, que si se nos aparece el enano ese con la pastillita roja de los cojones para volver al salón de mi casa, se la arranco a mordiscos de las manos hasta dejárselas convertidas en muñones.

Bueno, dicen que a partir de ahora empieza lo bonito.

Destrozados, estamos destrozados.

A continuación os dejo un vídeo de lo bonito que es esto.

2 Comments

  • Paula
    Posted 3 de julio de 2023 at 16:02

    No me imagino lo mal que lo habéis pasado. Pero he de decir que lo narrais como si fuera de verdad divertido! Qué valor! Y que risas leyendo.

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    • Post Author
      Pako G.
      Posted 5 de julio de 2023 at 14:31

      risa maliciosa supongo

      Responder

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