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UN MONASTERIO BUDISTA, UN JINETE Y LA HABITACIÓN MAS CARA DEL PUEBLO

Cruzar Mongolia por la ruta sur, justo al norte del Gobi supone avanzar a través de una estepa infinita. Aquella Castilla, ancha y plana como el pecho de un varón, que susurraba Machado y glosaba Ortega y Gasset se ve empequeñecida aquí. Mil Castillas harían falta  para compararse con tal inmensidad. 

Llanuras donde la ruta se forja con rectas infinitas, como tiralíneas que apuntan al infinito. Soporíferas en el calor húmedo de esta estación de las lluvias. Debes conducir  a paso lento, y debes hacerlo por dos motivos fundamentales, sí aceleras el ritmo el consuno se disparará, y las gasolineras aquí se turnan cada 250-300 km. Y no todas están abiertas. La gasolina de 95 es un lujo, lo normal es 80 o 92 octanos. Eso sí, la de 92 octanos tiene una versión, mas cara, que se jacta de ser “Euro 5”, no parece tener mucho éxito.

 El otro motivo son los animales. Habituados a un tráfico escasísimo y vagar por unas estepas que no tienen fin, camellos, cabras y caballos pasean a sus anchas por la cinta asfaltada. Poco es el ganado vacuno que se observa aquí, al sur.

 Los pequeñas pueblos son poco más que un conjunto desgarbado de gers y chamizos, se desgranan apareciendo cada centena de km. Son de muy escasa entidad pero con servicios muy adecuados para ovejas y cabras.

Desde donde hemos salido, en Altan Teel, hasta nuestro destino en Bayankhongor  son casi 700 km de la nada más absoluta.

La ruta que acerca nuestro peregrinar al monasterio budista de Erdene Zuu se vuelve gozosísima, por fin, en los últimos 100 km. Hemos escogido la antigua ruta que atraviesa las colinas por caminos de tierra, huyendo de la asfaltada, mas al norte. Es una de esas sendas que se desgranan y bifurcan en mil caminos. Escoges el tuyo siguiendo la orientación de la brújula, pues ninguno es el correcto pero todos llevan a tu destino. Nosotros nos alejamos del camino mas transitado. No somos los únicos peregrinos que se acercan a Jarjorin en este día de festividad mongola. Pronto nos encontramos abriendo sendero entre las praderas a dos vehículos que deciden seguirnos, uno de ellos, un Prius (utilitario frecuentísimo en estas latitudes) pronto rompe algo en una vaguada y deja de seguirnos, el otro, un TT carísimo (¿de dónde sacaran la pasta para semejantes bestias estos mongoles?), se aleja poco a poco, incapaz de mantener el ritmo en las zonas menos rodadas. Conducimos de pie en los estribos, esquivando trampas, atentos a una conducción off road que se hace exigente por nuestra velocidad de crucero, pues la pista es fácil técnicamente. Debemos estar atentos a las trampas ocultas que estas rutas de pastores suelen presentar y que te comerás sin desearlo si no tienes la vista larga. 

Después de vadear un  pequeño arroyo, alcanzamos una aldea entre montañas. Es una estampa bucólica y bella a la vez.  Los Gers se expanden por la llanura junto a construcciones mas estables realizadas en madera. Mil caminos provenientes de la estepa convergen en ella.

Cuando por fin alcanzamos Jarjorin observamos estupefactos caravanas de coches que se acercan, en este fin de semana festivo, desde el norte, confluyendo con nosotros ya en terreno asfaltado. 

Tanta presión de gentes nos hace aceptar las dos únicas habitaciones que se nos ofrecen a un precio muy europeo. Llegamos sin avisar y es justo que se nos castigue. En preciso y excelente inglés, con acento de Wisconsin, se nos informa que solo quedan dos habitaciones y que, por supuesto, son las mas caras de todas las mas caras habitaciones que en Jarjorin ha habido nunca. 

O eso, o dormir en una guest house con water compartido, a 300 metros, afuera, según sales por la puerta a la derecha. Aquel cobertizo de madera con un agujero en el suelo es tu evacuadero. 

Ducha? No, de eso no tenemos. 

Entre tales opciones escogemos el Secret of de Silk Road Resort que ofrece habitación con ducha y water propio incorporados, y que aceptamos como única opción en un lugar que hoy esta masificado por excursionistas llegados en autobús o caravanas de TT. Entre ellos una excursión de 14 españoles que han decidido disfrutar de Mongolia al mismo tiempo que nosotros. 

«Ya no hay paraísos, y sí los hay cobran entrada». Dijo una vez el filosofo y viajero Fabian C. Barrio. Y que razón tiene.

Jarjorin es una ciudad fea. Es heredera de las antiguas ciudades de corte y diseño soviet. Con edificios funcionales, pero donde la belleza está prohibida, por capitalista y poco práctica. Olvidaron los soviets que sin belleza el alma se vuelve fea. Ese alma afeada forjó la especial personalidad rusa, tan empática ella. Es una fealdad de carácter que los mongoles parecen haber esquivado en parte a base de refugiarse en sus raíces nómadas. 

Ves que lo bello en estos territorios, a fuer de estar prohibido, o mal visto, devino ahora en ostentación hortera. Colores chillones, cristales falsos de svarosky adornando los volantes de los coches. Luces LED de colorines en cada esquina. En su búsqueda de la belleza olvidada, después de décadas de muros grises, se han perdido. Esto es una constante en todos los países que sufrieron la presión soviética. Y Mongolia, aunque mantuvo su independencia no pudo evitar el influjo de Moscú.

Pero Jarjorin, a pesar de ello, merece la visita que tanto nos ha costado. Y no solo por los paisajes que rodean la ciudad, situada en un valle verde y fértil al que da forma el rio Orjon. 

Aquí estuvo construida la antigua capital del imperio Mongol, Kharakorum. Desde ella se rigió el mayor imperio del mundo. Cuentan las crónicas que era tanta la riqueza de la capital del Khan que un árbol de plata, el cual extendía sus ramas y sus frutos hacia los edificios circundantes, adornado con cuatro serpientes de oro que se abrazaban a su tronco, ocupaba el centro de la ciudad. Y cuentan también que a una orden del Khan bebidas alcohólicas brotaban de la boca de las serpientes hasta caer en bandejas de plata en la base del árbol. Tal obra fue mérito de un francés, Guillaume Bouchier, que vivió aquí tras ser capturado por las tropas del Khan. 

La ciudad decayó de forma progresiva cuando la capital fue traslada a Xanadú, la mítica. 

Hoy en día son visibles las lineas de sus calles y de sus edificios administrativos a vista de pájaro, o de dron. Puedes comprobarlo en la vista que te ofrece Google maps.

Aquí se construyó, con los restos de la antigua ciudad, el primer monasterio budista de toda Mongolia. El templo en sí es pequeño, rodeado de una muralla con un perímetro desproporcionado, adornada con estupas cada pocos metros. Perímetro que los devotos recorren en penitencia ofreciendo su respetos en cada una de estas estupas. No cabe duda que el lugar desprende paz en cada una de sus piedras y repujados coloristas. 

Nosotros recorrimos ese perímetro colándonos con nuestras motos por un espacio angosto que no debía existir, aprovechando una valla caída, y allí, desde la parte de atrás del templo entramos en el perímetro sagrado por una pequeña puerta entreabierta, que te obliga a humillarte para entrar en el recinto. Entras con la cabeza baja y en actitud humilde a un espacio que es sagrado. 

Antes de hacerlo aprovechamos nuestro escondite para lanzar al vuelo nuestro dron, captando imágenes prohibidas de sitios prohibidos. 

Y aun tuvimos tiempo para confraternizar con un pastor, que a caballo se acercó a nosotros, compañeros de monturas metálicas, ofreciéndonos, sin pedirlo, un marco incomparable que no hizo sino adornar la experiencia que vivíamos. 

Marchamos hacia Ulan Bator al día siguiente, siguiendo una ruta asfaltado, aburrida y llena de tráfico. Si este es el país mas despoblado de la tierra, ha dejado de parecerlo. El tráfico se hace mas duro por una circunstancia absurda e incomprensible. En el país se circula por la derecha, pero mas del 80% de los coches están construidos del revés, tienen el volante en ese mismo lado. Conducir con un coche fabricado del revés, con el volante en el lugar equivocado, hace que todos lleven el coche entre los dos carriles, pues si se arriman a la derecha no pueden ver nada. No se enteran de lo que viene en las intersecciones y cada adelantamiento realizado por ellos es una maniobra semisuicida.  Nos deshacemos de los mas problemáticos a golpe de gas y con un elegante quiebro de caderas, hasta entrar en Ulam Bator. 

Ulam Bator es una ciudad caótica y que soporta la fama de se una de las mas contaminadas del mundo. De hecho, la central eléctrica que la surte de energía esta casi en el centro. Por supuesto es una central eléctrica de ciclo térmico, quemando carbón, con una chimenea que se alza erecta a los cielos en un alarde provocador al dios Priamo. Extasiándose en un orgasmo permanente mientras vomita volutas de humo sulfuroso.

 Alojarse de forma cómoda y a un precio razonable en esta ciudad es muy complicado. Los precios son elevados, dignos de una capital europea. Si hasta hoy te alojabas por 20 o 30 € en los mejores lugares, con desayuno incluido, hacerlo aquí por menos de 100 es muy difícil. 

 Al final pillamos un hotelito que nos sirvió de parapeto para organizar los siguientes días. Y no resultó mal, en el desayuno conocimos a una chica, con cara de india, de nacionalidad italiana, que trabaja en Dubai y habla español como si hubiese nacido en Madrid. Viaja por el mundo en solitario siempre que tiene ocasión. Lo hace sin plan preconcebido, construyendo su viaje mientras lo realiza. Una valiente con una historia vital sorprendente. Su Instagram, que merece un seguimiento, es sonia_hd22 

Hoy hemos hecho trampas al solitario, hemos aparcado las motos en el campo de gers de nuestro contacto mongol, y le hemos alquilado un TT tope guapo y equipado para perdernos por las montañas de norte. De momento el primer tramo nos esta gustando. 

3 Comments

  • Fabian
    Posted 21 de julio de 2024 at 16:45

    Mimimi esperamos el próximo capítulo, mimimi.

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  • Pedro
    Posted 14 de julio de 2024 at 15:55

    Excelente relato querido Paco.
    La localización de vuestra moto, me imagino lo sabéis, sigue sin funcionar, os sitúa en Rusia desde hace ya días, espero que los que os proveen el servicio lo solucionen. Abrazos

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    • Francisco Guitian Lema
      Posted 17 de julio de 2024 at 10:22

      problemas técnicos de esos incomprensibles

      Responder

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