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Cuaderno de bitácora. Fecha estelar 13072023.

El Pamir, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Intrépida, en una misión que durará cinco años, dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar. No existe lo desconocido, sólo lo temporalmente desconocido.

La nave con cicatrices de batallas, épicamente libradas, ha sido desactivada y yace oculta en su refugio. Su transpondedor ha sido retirado y no es ya localizable. Las coordenadas exactas de su localización son secretas, y tan solo las conoce el alto mando de la misión y su capitán.

Como representantes de las tropas rebeldes al imperio hemos sido capaces de cumplir los objetivos marcados y resistir los empujes de las tropas imperiales. La Nave interestelar intrépida ha conseguido completar su misión.

Hemos escogido nuestras batallas, rehuimos otras que no podíamos vencer, y poco a poco a poco avanzamos engañando a las tropas imperiales incapaces de impedir nuestros objetivos. 

Las batallas han sido épicas, el imperio, siempre sobrado de recursos, ha impuesto una dura resistencia y aunque no ha conseguido doblegarnos, no ha sido derrotado.

En las ultimas jornadas, las fuerzas del mal han puesto en marcha tácticas novedosas para evitar que se cumpliese el objetivo de las fuerzas rebeldes. Correos electrónicos sobre programación de quirófanos y trabajos pendientes, peticiones de citas y suplicatorios judiciales supusieron una dura prueba mental para la tripulación. La ultima batalla, en forma de escaramuza sorpresiva, tuvo lugar con las  fuerzas policiales kyrguisas, siempre leales al mal, que intentaron interceptarnos a la entrada de su cúmulo galáctico. Fue un ultimo acto desesperado del imperio que toda la nave estaba esperando. La respuesta fue dura. El capitán consiguió desactivar el ataque con una fina estrategia verbal que consiguió avergonzar a las fuerzas rivales.

La tripulación descansa ahora en un lugar desconocido de la capital Kyrguís y recupera fuerzas, restaña heridas y se prepara mentalmente para la próxima fase de camuflaje como ordinarios ciudadanos imperiales y su vuelta ocultos en una ordinaria nave de transporte imperial. Los próximos meses deberemos permanecer ocultos en las ciudades controladas por el imperio, a la espera de una nueva acción punitiva contra los intereses del mal.

El desierto de Taklamakán, será ahora la ultima frontera.

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