El Rubicón

El viejo amigo ha vuelto.  Es un amigo incómodo, que en ocasiones te desvela por la noche. Provoca en mi sensaciones encontradas de deseo y miedo. El vértigo ante el inicio de un largo viaje ha vuelto. 

Esa ruta de la Pamir, qué tanto se nos resistió por la pandemia, ha empezado a tomar forma por fin. 

Son largos los preparativos para un viaje de esta envergadura. El papeleo del visado ruso, en esta época de guerra con bloqueo económico de la UE a Rusia complica mas las cosas. La preparación de la moto, con miedos continuos a olvidarse de algo necesario. Y todo al mismo tiempo que trabajas mañana y tarde.

Hemos cruzado el Rubicón el pasado 12 de mayo. Una furgoneta cerrada recogió nuestra moto en casa para, vía Republica Checa, depositarla en Tesalónica. No queda mas remedio que ir a por ella. La batalla por la Pamir ha empezado físicamente.

Lo de Tesalónica es para ganar cinco días al viaje, evitando cruzar España, Italia y Grecia, que en este proyecto solo aportan kilómetros y quitan días para conseguir el objetivo. Dias!, vamos con todos los que tenemos y tememos que no sean suficientes. 

El proyecto consiste en recoger la moto en la base de Motobox en Tesalónica el día 10 de junio, y desde allí iniciar la ruta hasta Biskhek atravesando Turquía para entrar en Georgia, para atravesarla y entrar en Rusia, después, bordeando el Caspio por el norte entrar en Kazajistán. Allí deberemos proveernos de gasolina suficiente para atravesar luego los 500 km de desierto de Uzbekistan hasta  sus ciudades del este.  Disfrutar de Samarcanda y  luego encarar a Tayikistán. En Dusambé solicitar el GBAO y adentrarse en la Pamir que atravesaremos por el corredor Wahan. Llegar a el paso de Kyzyl-Art y entrar en Kirguistán acabando  la Pamir en Osh. Luego ya se trata de  ajustar el tiempo a nuestro viaje de vuelta en avión a España. La moto quedara invernada en Biskhek hasta el próximo año, donde ya veremos hacia dónde vamos.

Pasaremos de alturas a nivel del mar a pasos de montaña de 4600 m. Temperaturas de 34º a -8º en pocas jornadas, y los siempre impredecibles pasos de frontera de las repúblicas  ex-soviéticas pondrán a prueba nuestros conocimientos fronterizos y nuestra paciencia. 

Viajamos solos, Eva y yo. No hay compañero de viaje en esta ocasión con quien compartir dudas y decisiones. Eso alimenta nuestros lestrigones. Los míos van bien alimentados en esta ocasión. La experiencia me ha convertido en alguien mas precavido, las decisiones de ruta y conducción pesan mas sobre mis hombros y, porque no decirlo, temo tomar decisiones erróneas que pongan en riesgo a mí copiloto. A partir de Georgia y hasta llegar  a Kirguistán es Terra incógnita para nosotros. La ruta austral, la circunvalación a Turquía, nuestra ruta previa por Kirguistán nos han preparado para la aventura que se avecina, pero ninguna de ellas fue tan exigente, ni exigió tanta conducción como esperamos por el lado oscuro, ni nos obligo a escalar muy por encima de los 4000 metros.

Los lestrigones , siempre fastidiosos, parecen cobrar fuerza  a medida que se acerca el momento de la partida. Te miran por encima del hombro y cuchichean al oído frases que crean dudas. Son como una tenue sombra que te sigue  y a la que te niegas a mirar. ¿La policía de Ossetia del Norte será amable ? ¿O nos puteará cómo dicen es costumbre?, ¿conseguiremos rublos a tiempo? ¿Nos llegará la gasolina para cruzar el desierto uzbeko? ¿Soportará mi castigado cuerpo las alturas de la Pamir?. ¿Cuidarán, en fin, de nosotros los buenos deseos de nuestros amigos y hermanos?. Pobres peregrinos inexpertos!! Allá vamos ignorantes de lo que nos deparará el camino.